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Miedo al Este Europeo

Rumanía, Bulgaria y los Estados de los Balcanes llaman a la puerta de Europa. La Unión Europea considera endurecer sus criterios de ingreso.

Justo dos años después de la ampliación de la Unión Europea a diez nuevos miembros, los pronósticos catastrofistas no se han cumplido y los albañiles polacos no han llegado en masa a Francia o a Alemania, como se temía. Según calcula el Instituto de Economía Alemán (DIW), solamente 150.000 personas de Europa del Este se han instalado en otros países de la ‘vieja Europa’ de los Quince. Muchos han elegido a Gran Bretaña como nueva patria, ya que el Reino Unido, junto a Irlanda y Suecia, no aplica los criterios temporales de restricción del acceso al mercado de trabajo nacional.

Algunos países « consideran que es importante proteger sus fronteras, especialmente Alemania o Austria, porque están más expuestos al flujo migratorio de los trabajadores de Europa del Este », apunta Maxime Lefebvre, investigador del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI), especialista en los países de Europa oriental.

Crecimiento rápido

En el terreno económico, los países del Este han disfrutado de una tasa de crecimiento destacable: 7,1% para Lituania en 2004, 7,5 % para Letonia, 4,8% para la República Checa, 4,4% para la República Eslovaca, 5,9% para Estonia, 5,3% en Polonia y 4% para Hungría. « En los Estados Bálticos, por ejemplo, existe un modelo económico rápido », explica Maxime Lefebvre, « con tasas de crecimiento muy fuertes que recuerdan a veces el crecimiento de Irlanda.

Eslovenia, Hungría y la República Checa son los que más destacan por su fuerte crecimiento. Tal vez los polacos han tenido más dificultades porque tienen una economía más agrícola, con estructuras económicas más antiguas ». Sin embargo, la continuación del proceso de ampliación a futuros candidatos como Rumanía y Bulgaria previsto para 2007 ha despertado inquietudes. El ex presidente alemán Roman Herzog ha manifestado algunas reticencias a la hora de integrar a estos países porque todavía no cumplen los criterios básicos de la Unión Europea.

Respecto al cumplimiento de dichos criterios, opina Jean Marc Ferry, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Libre de Bruselas, « la UE será intransigente. El primer criterio de Copenhague es el político, de adhesión a los principios democráticos, de respeto a los derechos humanos, así como a los fundamentos del Estado de Derecho. Este criterio resulta esencial para la Unión Europea ».

El ‘no’ francés y holandés a la Constitución refleja los miedos de la ‘vieja Europa’ hacia la ‘nueva’, especialmente a la hora de perder lo adquirido. La desaprobación de la Constitución Europea ha provocado una grave crisis en la Unión y ha desencadenado una reflexión sobre el proceso de integración.

Durante la reunión de los ministros de Exteriores de los 25 en Klosterneuburg (Austria) la semana pasada, se consideró el endurecimiento de las condiciones para el ingreso de futuros estados miembros. En el centro de las preocupaciones: la capacidad de absorción de la Unión Europea. Este asunto será tema de discusión durante la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno que tendrá lugar el 15 y 16 de junio en Bruselas. 

Miedo al Este europeo

En el centro de las preocupaciones: la capacidad de absorción de la Unión Europea. « Hoy en día, es importante asimilar la ampliación y ser prudente en cuanto a las futuras. Si cargamos demasiado el barco, llegará a hundirse », advierte Maxime Lefebvre. Aparte de estos temores, se constata « cierto descontento en las opiniones públicas europeo- occidentales sobre el hecho de que no hayan sido consultadas sobre la ampliación, así como el denominado miedo al albañil polaco », afirma el profesor de Bruselas. Además, las poblaciones de la ‘vieja Europa’ no han visto con buenos ojos que los nuevos miembros hayan mostrado un apoyo político a Estados Unidos en las recientes crisis. Muchos temen que estos países consideren la UE como una simple zona de libre comercio y la traten como vaca a ordeñar.

Para Holanda, la cuestión financiera ha sido un argumento importante en el rechazo a la Constitución Europea porque, apunta Maxime Lefebvre, « los Países Bajos fueron los que pagaban anualmente más por cada habitante en el presupuesto europeo ». Según Jean-Marc Ferry, no se ha contado de manera suficiente cómo « Irlanda, España, Portugal y Grecia han conocido, gracias a la ampliación, una fase de emancipación política y económica sin precedentes ». Estos resultados positivos pueden proyectarse sobre los nuevos integrantes de Europa oriental.

Para los nuevos miembros, la cuestión del próximo presupuesto de 2007-2013 ha sido más importante que la Constitución Europea, recalca Lefebvre: « Los nuevos miembros van a obtener más ayudas por el presupuesto europeo 2007-2013 que los países apoyados por el Plan Marshall despúes de la Segunda Guerra Mundial. Es un esfuerzo considerable de solidaridad.

El esfuerzo medio consentido por los antiguos miembros a favor de los nuevos representaba para el periodo 2004-2006 15 euros por año y persona. Ahora con el nuevo presupuesto alcanza los 75 euros por año y persona ». Cree que este hecho tendrá como consecuencia que « España dejará de ser un beneficiario neto » y que no se puede descartar que surja « un sentimiento negativo sobre Europa a raíz de un coste demasiado elevado ».

El corazón se desplaza

Sin embargo, el ‘no’ de Francia a la Carta Magna europea no tenía que ver, según el investigador, con razones financieras, sino más bien con la percepción que se tiene en Francia de Europa: « Cuando España, Portugal o Grecia entraron en la Unión Europea, se trataba de integrar países mediterráneos, de los cuales Francia se sentía cercano. Pero no es el caso con los húngaros o los polacos. Además, con una Europa más amplia, Francia deja de ser el corazón de una Europa de 12 estados. Ahora el corazón se desplaza hacia Alemania. 

Existe un temor a que Europa no refleje ya las expectativas porque los nuevos miembros son considerados liberales, más cercanos al modelo anglosajón, más pro-americanos en temas de política exterior ». Explica que la lógica de la ampliación actual ha despertado angustias y « por eso, Francia pone el acento sobre la capacidad de absorción ».

Para Jean-Marc Ferry, « existe un acuerdo tácito entre los europeos de limitar sus fronteras para no ir más allá de los Balcanes, hacia Ucrania, Georgia, el Cáucaso y en realidad hacia Turquía. Este orden tácito, no justificado públicamente, podría llegar a ser legitimado democráticamente por el simple hecho de que no se podrían aprobar las ampliaciones sin pedir la opinión de los pueblos ».

Article publié en juin 2006 – Texte: tous droits réservés